Esperanza - historia de una vida -18: por Raúl Iturra

Parece casi una metáfora, esta de ser Esperanza y Herminio los que construían los pilares materiales de la casa. Esos pilares, en la vida real, eran ellos. Vivían allí y recibían los consejos, la comida y el apoyo de sus padres. En estos días en que he vuelto a estar en la casa de los Medela Dobarro, Herminio me contaba que, para almorzar, había turnos: primero los bebés, esos dos pequeños, Miguel tío de su sobrina Mónica, de cinco años y la segunda, de pocos meses, mesa que se fue repletando con los hijos de Carmen y Francisco. El segundo turno, era el de los hijos de seis y 12 años, como Pilar y Olga, y después los abuelos.

Cansado Herminio de tanta gente en la casa, cuando Carmen y José casaran y comenzaran a tener hijos, dividió la tierra entre todos los hijos por partes igualas, adjudicó un número igual de ferrados entre todos ellos y les dijo, después de haberlo consultado con Esperanza: ali tendes fazer as vosas casa cuando convier e fose da vosa capacidade . El primero en hacer su casa con la ayuda de Herminio y los parientes Dobarro, fueron Pepe y Nieves. Es por eso que narro primero lo que Nieves me contara a mí:

Esperanza (ella decía mi suegra) deve estar no céu e em paz, porque já conquistara a glória eterna pela sua simpatia, carinho e tomar cuidado dos netos. Ela tomou conta dos netos, ajudava a vestir, dar banho, apesar de ter que tomar conta da sua própria fazenda. Quando enfermou, andava sempre com um sorriso na cara e vinha estar com eles 12 vezes por dia, esquecia que já tinha estado com eles por dia e pensava que se intrometia. Nieves e Esperanza almoçavam juntas muitas vezes. Un día comenzó a andar para tras en su memoria, contando historias de la infancia y juventud da su vida, hablando de su vida pasada con excelente memoria, el presente era lo que olvidaba. Pepe e Nieves oían con respeto, quedando con un gran miedo al reparar en su enfermedad, miedo por causa de la enfermedad, no por el daño que eso les creaba en sus emociones… Ese temor que aparece al ver a su madre tan enferma, sin causas aparentes. Andaba por las casas de los hijos, avanzando rápidamente su enfermedad en cortos dos meses, siendo necesario limpiarla, mudarle la ropa y alimentarla con sonda y con nada más: ella ni quería comer ni se movía para tal. Cuenta su familia que durante esos dos meses, que cada día parecía ser más corto que el otro, su enfermedad se desarrolló con una velocidad imposible de calcular, era una barbaridad de sufrimiento, que los deprimía duramente, afirman todos ellos.

Todo ese tiempo, ella sabía siempre agradecer lo que hacían por ella con una sonrisa linda, los brillaban ojos, era posible ver que estaba feliz y en deuda amorosa con ellos. Era necesario colocar una sonda para alimentarla, como otra para sus necesidades personales e otra para as sus necesidades especiales de medicina. Dice Nieves: A seguir falava pouco, não fabricava frases nem conversava. Mas antes de todo isto, foi a melhor avó que houve, até sofria por todos os netos, ajudou a cria-los, porque Pepe e eu moraramos em casa dos pais quase sete ou oito anos. Ao casar a 19 de Dezembro de 1976, fomos a São Sebastião, mas tornamos a Lodeirón, onde nasceram Santiago em 1978, Natividad, em 1979 e Hermínio neto em 1984. Agora que acabou o bacharelato ou como lhe digam, quer estudar para ser médico .

Mal supe de esta historia, pregunté al nieto por qué quería ser médico. La respuesta fue simple: no quiero ver sufrir a las personas como he visto sufrir a mi abuela…y como veo sufrir a mi madre de su artrosis La gloria de Esperanza si la promesa se cumple…

Ese mismo día, ese 19 de Julio, Karina Henríquez Fernández, casada en 1996 con el más joven hijo de los Medela Dobarro, Miguel Ángel, me dispensó horas de su escaso tiempo para darme su versión de la vida de Esperanza. Otra gloria de Esperanza fue el nacimiento, dos años después de casados, ofrecerlas un nieto, Isaías, ese día con diez años, la alegría de la casa y, como he referido antes, el nieto mimado del Abuelo…, y estoy seguro, de Esperanza en los cortos años que pasaron juntos. Él nació en la fecha del diez y ocho de Marzo de 1998 y Esperanza comenzó a estar enferma de gravedad en 2004. Pasaron apenas seis años en una relación de nieto y Abuela. Sin embargo, ella falleció en sus brazos…

Este hijo postergado, es quién protege a su Abuelo, como he narrado antes de doce años, es el conduelo del Abuelo y con grande amor por parte de sus padres.

Dice Karina haber conocido a Esperanza en el mismo día de haber conocido a Miguel, en una fiesta en casa de Carmen Medela. Mal se encontraran, una seta de Cupido caía sobre el alma de los dos. Miguel se enamoro de Karina en ese minuto, como había sucedido con Esperanza y Herminio, en la fiesta de San Antonio de 1945. Miguel cayó por Karina como quien cae en frente de una semidiosa. Comenzaron a enamorar a partir de ese minuto, hasta, por lo que he observado, el día de hoy. Karina venia de de Caracas Venezuela, sitio en el cual había nacido. Co todo, hija de padres españoles e con ella inscrita en el Consulado de España en Caraca, gallega desde el día del nacimiento en país extranjero, como manda la ley. Pero conocerse y enamorarse a primera vista, no es suficiente. Hay el dictado que se dice por ahí de que el amor es una fuerza de la naturaleza, una naturaleza activada esa misma noche, como a todos nos acontece cuándo amamos, porque, más una vez repito ese adagio que dicen por ahí, conociendo lo que es pasión, creé como título para uno de mis textos: en el rastro del amor, camina la sexualidad. La naturaleza actuó es misma noche. Sin embargo, como Herminio y Esperanza, amar no era apenas. Faltaba,.. faltaba… faltaba… conocer a la familia. Las ocasiones las pintan verde. Hubo una cena en la casa Medela, con los Rodríguez y los dueños de casa. Era la mejor forma de presentar a su familia, por parte de Miguel, la doncella por la que iba muriendo de amores. Siempre los acontecimientos ocurren en fechas ciertas, cena combinada para el diez y ocho de Junio, al borde de la fecha del día de los enamorados, el veinte y cuatro Junio, día de San Juan, día de enamorados. Esperanza y Herminio conocían a los padres de Karina, y un poco a ella también. Karina era de otra generación, esa distancia que no permite confidenciar con los padres de su enamorado, de la forma que Miguel había hecho con los Rodríguez Fernández. Una temeridad que él aprovechó en tomar: el tiempo pasaba, el amor apretaba, él quería vivir sólo con ella e vivir en un sitio propio, que fuera de ellos.. Fueron, así, a vivir en la ciudad de Lalín, en un departamento, o piso como se dice en castellanos español, después del matrimonio. Los padres de Karina, tenían otros hijos: Nicanor, que estudiaba en el Instituto Ramón Aller, donde preparaba su Bachillerato, Rosa María, quién estudiaba en el mismo Instituto, en el primer año del BUP o Bachillerato Unificado Polivalente, y José Miguel, para estudiar el curso de Enseñanza Básica. Una familia así, como los Rodríguez, no iba a permitir otra relación de esta hija con su enamorado si no fuera una relación formal, porque ellos eran formales, como también lo eran y lo son Karina y Miguel. Especialmente porque los enamorados querían, antes de nada, casar e tener hijos. Eran personas formales, cumplían la ley al pie de la letra y, a pesar de los encuentros amorosos, les parecía más simpática una unión sacramental, como buenos católicos tradicionalistas que eran. El certificado sacramental seguía la vía legal: era enviada al Registro Civil. Quisieron casar para compartir una vida en conjunto, siempre, como se dice en portugués, um ao pé do outro. Era el amor que tiene por rastro la pasión, lo que los llevara al matrimonio, sin existir sentimientos de celos entre ellos, tan ciertos estaban de la plenitud de su amor.