quinta-feira, 7 de outubro de 2010

Esperanza- una historia de vida- 21: por Raúl Iturra (última parte)

En el día de su entrada en la eternidad, partida, fue traída en una caja, que quedo en la sala de la casa, en cuánto se organizaba el velorio. Ella queda en su cuarto apenas com Miguel. Miguel la vistió, le pintara la cara y trató del cuerpo, con la presencia de sus hermanos, que ayudaran a colocar su cuerpo dentro de féretro el que fue transferido al comedor, la sala más grande de la casa. Se organizó allí la capilla ardiente, sitio en el cual estuvo dos días y medios, hasta ser transferida a la Iglesia de São Lourenço de Vilatuxe


La casa estuvo llena de familia, amigos y vecinos, aparecían por turno, rezaban un rosario (terço en ludo portugués e galaico), presidido por una amiga. El Párroco Bernardino había estado antes para los rituales de la extrema-unción. En total, Bernardino estuvo dos veces, cuando ya no había esperanza de salvar la vida a Esperanza y prolongar su enfermedad. Herminio, viudo ya, todo lo que podía hacer era llorar, y lloraba amargamente, como toda la familia lo hizo. Herminio lloraba, oraba agarrado de ella y de los que allí estaban: el nieto, la nuera, porque todos los otros venían de sus casas, todas cercanas, para el llanto y el grito de dolor que la enfermedad y muerte de Esperanza, causaran.

En la Misa de cuerpo presente, estuvo todo Vilatuxe y vecinos de otras parroquias también. Más de trescientas personas acudieron a la misa y funeral. El féretro con el cuerpo, fue llevado a hombro por los hijos, yernos y nietos, a seguir la ceremonia de defunción, acompañada por un coral calificado de maravilloso que l acompañó hasta su destino final. Herminio y Miguel, se resistían a salir del cementerio. Todo el cortejo se quedo también, para acompañarlos, hasta que el túmulo fue cerrado. La familia toda volvió a casa en Lodeirón, almorzaron lo que todos habían preparado, y nadie quería irse, por causa de los recuerdos que se hacen después de la muerte, para mantener a la persona viva en ellos, en sus sentimientos y recordando las acciones de su vida, esos pensamientos después de la muerte de una persona que amamos y cuidamos hasta ese punto final, llamado, como yo gusto de decir, el día de su entrada en la eternidad. Esos recuerdos pos mortem. Karina, Miguel e Isaías, pasaron a residir permanentemente con Herminio, viudo y doliente como estaba. Hicieran de esta casa, la casa de ellos y Karina pasó a ser la nueva mamã Esperanza.

La gloria de Esperanza fue haber casado con un hombre que siempre la amó.

Herminio era el grande amor de Esperanza, la trato siempre bien, en su última enfermedad la trataba con delicadeza, la lavaba, la limpiaba. El no sabía cuánto la amaba hasta reparar que esta mujer enferma, era su grande amor. Cuando la muerte se aproximaba, Herminio ni salía de casa.

Fue una mujer simpática y divertida que tuvo una muerte que no merecía. No hay dios que ahí se meta. Llevarla al Hospital, fue por insistencia de los hijos, y no dejaban que Herminio apareciese por un lugar tan nefasto, como el hospital. Ir a un hospital es ir a una derrota rente a la vida… No era para Herminio. Porfiado, con todo, fue al Hospital, torno a su mujer en sus brazos sin permiso de nadie, el cuerpo de su mujer, la llevó a casa, llevando en sus brazos a una criatura mal tratada, todo herido, Herminio supo currarla hasta que no quedara ningún rastro de la más mínima herida.

Le compró un colchón de aire para no herir su cuerpo. Todos lo ayudaran. Pilar, todos los días estaba en Lodeirón para tratar de su madre, pero Herminio no permitía que nadie la tocara: Herminio era la persona más importante para tratar de ella, y lo quería hacer solo. Cuidar de ella era su tarea, como lo había hecho toda su vida, e insistía en hacerlo todo él solo.

Cuando entraba en su habitación, como dije antes, Esperanza, quedaba serena, en paz y tranquila y hasta dormir.

Fue ese día, en que Herminio agarró el cuerpo inanimado y pidió estar solo con ella. Herminio volvió a reparar que Esperanza era la mujer de su vida y así se lo dijo, en el minuto en que ella nada entendía y le fuera imposible hacer más una declaración de amor, la segunda de su vida, aun estando los dos solos La segunda de su vida, porque quién ama de verdad, necesita apenas dar a conocer sus sentimientos para saber si es correspondido, esa segunda fue la del adiós…Ella nunca más lo oiría como él a su mujer...

Salió del cuarto, su corazón se partió, la dejó en manos de sus hijos, esa unidad hecha del amor de dos, de la pasión de dos... Él ya no era más necesario, sus hijos sí. Por lo menos para expresar su dolor y usufructuar de una compañía que había sido siempre suya El dolor era tan grande, que ese corazón partido no era metafórico, era un material infarto al miocardio: la adrenalina había trabajado mucho y muy alta, a sus ochenta años.

Fue la glorificación de dos amantes, juntos hasta la muerte, esa historia tan larga de Esperanza y su Herminio.

A historia de Herminio y Esperanza, no ha sido fácil de narrar. El amor emociona y deja el espíritu triste cuando hablamos de la pérdida anticipada de uno de dos que se aman.

Es más de lo que cierto de que esta narrativa ha destrozado mi corazón. No me ha sido fácil escribirla.

El esfuerzo de Herminio y Esperanza para criar a sus hijos, me entusiasma. El coraje de los dos, me entusiasma, el duro trabajo realizado entre los dos, me enloquece, la unión entre dos, me deja el corazón en llamas.

Este libro ha sido uno de los más difíciles de escribir. Traté de contar, de la mejor manera posible, esta historia del loco amor de Herminio y su Esperanza.

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